Islandia15 (Thorlakshöfn-Reykjavik)

Día 15: Thorlákshöfn - Reykjavik Esta ruta transcurre en su totalidad por carretera asfaltada. Los primeros 25 Km. los recorrimos por una carretera secundaria sin tráfico. Es una zona montañosa bastante importante teniendo en cuenta lo llanos que habían sido los kilómetros anteriores. Además, el cansancio y las ganas de llegar a la capital empiezan a notarse en nuestras piernas. Cualquier rampa supone un gran esfuerzo. La segunda mitad, transcurre por la road 1 y por carreteras de circunvalación de Reykjavik. Esta parte del recorrido vuelve a ser bastante llana. Si hace buen tiempo y no sopla el viento de cara se puede hacer en media jornada y dedicar el resto del día a visitar la capital islandesa. Durante este tramo paramos en una gasolinera-bar muy acogedora ya que en sus paredes había una especie de museo del fútbol. Además de fotos antiguas de futbolistas islandeses se podían ver varias banderas y escudos del Barça junto con los de otros grandes equipos europeos, pero por más que buscamos comprobamos que, con muy buen criterio, no habían colgado ningún símbolo del R. Madrid. Esto nos dio fuerzas para la recta final hasta Reykjavik. Recomendamos hacer coincidir la visita a Reykjavik con un fin de semana para que podáis comprobar el enorme contraste que existe entre la vida nocturna de las poblaciones islandesas y la vida nocturna de su capital. No tienen nada que ver, en Reykjavik se concentran cada fin de semana los jóvenes de toda la zona y los turistas. El ambiente es parecido al de las ciudades más cosmopolitas del mundo, salvando las distancias ya que el tamaño de Londres no es comparable al de Reykjavik. Dejarse llevar por este ambiente y visitar los clubs de la main street (calle principal) es una experiencia muy chocante después de haber viajado en bicicleta por las zonas más desérticas de la isla. Eso sí, hay que estar preparados para pagar de 6 a 10 € por una cerveza. Es realmente caro para nuestra economía. Nosotros nos preparamos haciendo acopio de latas de cerveza por la tarde en una tienda de licores, donde el precio era muchísimo más barato. Transportamos las cervezas toda la noche en las alforjas de la bici. Valió la pena porque conseguimos entrar en un club donde la entrada era gratuita y podíamos ir colando las cervezas debajo de la chaqueta. Total, nos salió la noche bastante baratita y estuvimos de fiesta hasta la mañana siguiente.