Teruel es marrón y vainilla, el de Gúdar-Javalambre, el de las fachadas de las monumentales Rubielos y Mora. Y fue Manolo, empresario nato, quién nos hizo una visita guiada de sus calles a través de lo que las paredes de su casa conservan y que plasmó perfectamente a través de la gastronomía. Así como Antonio, emprendedor turolense alrededor de uno de sus productos clave: el jamón. Trasladar a Manolo y a Antonio una idea era obtener un resultado y por supuesto una ilusión. Seguíamos sintiendo Teruel.