Teruel es color teja, visto desde arriba y por todos sus costados si la mirada se enclava en el marco de la ciudad de Albarracín. Y Albarracín es historia, una historia que nos la enseñaron Antonio y Begoña desde la Fundación Santa María. Rascando las paredes encontramos al Sr.Obispo digno protagonista de una novela de Ana de Mendoza. Pero no es lo que ves, sino lo que vives y Albarracín pasó de ser teja a ser mostaza en casi dos horas de paseo por sus cantones solitarios pero acogedores. En una noche fría y con la mejor compañía, el silencio, que contaba la historia de sus calles según íbamos pasando.