Con una extensión de 400 kilómetros cuadrados, el
Villarrica está considerado uno de los más activos de Chile, aunque desde 1971, año en el que sufrió su última explosión, no han vuelto a registrarse más que numerosos episodios menores. De su cráter, de 200 metros de diámetro, se desprende una fumarola contaste muy fácil de ver en los días más despejados.