A su regreso de la India, Alejandro ejecutó a varios de sus sátrapas y delegados militares por haber abusado del poder que este les confirió. Como compensa por todo Alejandro enviaría a los guerreros más veteranos a Macedonia, pero sus tropas malinterpretaron sus intenciones y se amotinaron en Opis, negándose a partir. Alejandro ejecutó a los cabecillas del motín, pero perdonó a las tropas. Alejandro también descubrió a su regreso que los hombres encargados de la vigilancia de la tumba de Ciro II el Grande, la habían saqueado, por lo que los ejecutó sin demora.
En un último viaje a Hectabana su amigo más íntimo, Hefestión, murió a causa de una enfermedad o envenenado, lo que afectó mucho a Alejandro.
Escultura que representa a Hefestión.