Unas vacaciones agridulces- Maitane Serrano - Heaven & Hell (sitios de interés)
Descripción del sitio
Hace cuatro años, aprovechando las vacaciones de carnavales, una pareja de amigos, mis padres, mi hermana y yo fuimos a Marrakech.
El viernes al mediodía nos dirigimos a Madrid en coche ya que el sábado a la mañana cogíamos allí el avión que nos llevaría a Marruecos. Después de cuatro eternas horas en coche llegamos al hotel de Madrid en el que pasamos la noche. Por la mañana, nos dirigimos ansiosos al aeropuerto donde cogimos el avión. Cuando llegamos al aeropuerto de Marrakech, cogimos las maletas y un taxi nos acercó al hotel en el que nos alojamos toda la semana. Nos preparamos un poco y salimos a comer y a visitar la Plaza de Jmaa el Fna. El ambiente era impresionante, unos eran encantadores de serpientes, otras pintaban henna, algunos tenían monos amaestrados... y todos eran muy amables.
Los tres días siguientes, hicimos unos amigos y nos llevaron por Marrakech. Visitamos el zoco, la parte antigua de la ciudad, es un laberinto repleto de tiendas de bolsos, lámparas, cerámica, comida... También fuimos a los curtidores, aquí trabajaban las pieles de animales para luego hacer bolsos, cojines, zapatos.. Era muy curioso pero ¡olía fatal! Además, nos llevaron a ver talleres en los que hacían alfombras, mesas, lámparas... Eran pequeños espacios generalmente poco iluminados en los cuales trabajaba gente de todas las edades. Ninguno de nosotros había estado allí antes por lo tanto todo lo que vimos nos pareció espectacular, estábamos pasando las mejores vacaciones de nuestras vidas.
El cuarto día por la mañana, estábamos todos preparados para conocer nuevos sitios, pero después del desayuno empecé a encontrarme fatal y en cuanto salimos a la calle vomité. Aun así, nos dirigimos al jardín de cactus , al bajar del autobús que nos acercó allí volví a devolver. Me encontraba muy débil así que entramos al jardín pero mi madre se quedó conmigo en un banco para que descansara. Cuando los demás acabaron de ver el parque fuimos a un mercado de aves y pescado, el olor era repugnante así que vomité por tercera vez. Estuvimos todo el día paseando y por fin llegó la hora de ir al hotel donde me recuperé.
Este día fue como una pesadilla hecha realidad, lo pasé fatal, no quería ser una molestia para los demás pero no tenía fuerzas ni para andar. A pesar de todo los demás días fueron increíbles, unas de las mejores vacaciones de mi vida.
El viernes al mediodía nos dirigimos a Madrid en coche ya que el sábado a la mañana cogíamos allí el avión que nos llevaría a Marruecos. Después de cuatro eternas horas en coche llegamos al hotel de Madrid en el que pasamos la noche. Por la mañana, nos dirigimos ansiosos al aeropuerto donde cogimos el avión. Cuando llegamos al aeropuerto de Marrakech, cogimos las maletas y un taxi nos acercó al hotel en el que nos alojamos toda la semana. Nos preparamos un poco y salimos a comer y a visitar la Plaza de Jmaa el Fna. El ambiente era impresionante, unos eran encantadores de serpientes, otras pintaban henna, algunos tenían monos amaestrados... y todos eran muy amables.
Los tres días siguientes, hicimos unos amigos y nos llevaron por Marrakech. Visitamos el zoco, la parte antigua de la ciudad, es un laberinto repleto de tiendas de bolsos, lámparas, cerámica, comida... También fuimos a los curtidores, aquí trabajaban las pieles de animales para luego hacer bolsos, cojines, zapatos.. Era muy curioso pero ¡olía fatal! Además, nos llevaron a ver talleres en los que hacían alfombras, mesas, lámparas... Eran pequeños espacios generalmente poco iluminados en los cuales trabajaba gente de todas las edades. Ninguno de nosotros había estado allí antes por lo tanto todo lo que vimos nos pareció espectacular, estábamos pasando las mejores vacaciones de nuestras vidas.
El cuarto día por la mañana, estábamos todos preparados para conocer nuevos sitios, pero después del desayuno empecé a encontrarme fatal y en cuanto salimos a la calle vomité. Aun así, nos dirigimos al jardín de cactus , al bajar del autobús que nos acercó allí volví a devolver. Me encontraba muy débil así que entramos al jardín pero mi madre se quedó conmigo en un banco para que descansara. Cuando los demás acabaron de ver el parque fuimos a un mercado de aves y pescado, el olor era repugnante así que vomité por tercera vez. Estuvimos todo el día paseando y por fin llegó la hora de ir al hotel donde me recuperé.
Este día fue como una pesadilla hecha realidad, lo pasé fatal, no quería ser una molestia para los demás pero no tenía fuerzas ni para andar. A pesar de todo los demás días fueron increíbles, unas de las mejores vacaciones de mi vida.