Puente romano sobre el río Guadiana
Esta larga (792 metros), y achaparrada construcción ha sido la que motivó la erección de la ciudad y ha condicionado, a través de siglos, el devenir de la ciudad y de buena parte del Occidente Peninsular. En realidad eran dos puentes que confluían en una isla central, donde se construyó un descomunal tajamar que sirvió para romper las aguas de las avenidas y, según se desprende de últimas investigaciones, pudo ser sede de un mercado.