Patrullada por mercenarios y los leales al régimen, la capital sigue siendo un bastión seguro pese a las revueltas en algunos barrios del este de la ciudad. Unos 10.000 soldados se concentran en tres campamentos en los alrededores de la capital, de los que unos 3.000 se calculan que son mercenarios. Sin embargo, la oposición
se ha manifestado contra el régimen en el barrio rebelde de Tajoura.